Lescun

Ruta corta desde Lescun en el lado francés pero muy intensa y complicada en la que los senderos y los paisajes cambiantes hacen que sea una ruta espectacular. Como negativo, algunos porteos y varias caídas por lo resbaladizo de algunas zonas y la dificultad de los senderos.

El recorrido realizado es: Lescun.

Lescun es un bonito pueblecito francés a 32 kms de Canfranc por el túnel de Somport.
Nuestra intención era enlazar dos rutas circulares a modo de ocho teniendo a Lescun en el centro con una distancia de unos 40 kms. Por ello dejamos el coche en la población de Etsaut con la intención de que en la segunda vuelta evitarnos el tramo de carretera que une esta población con Lescun. Lo tarde que empezamos, la dificultad de algunos tramos junto con las paradas obligadas y no que realizamos, hizo que el tiempo se nos echase encima. De esta forma al final tuvimos que hacer la carretera de 11 km que une Lescun con Etsaut. Este tramo no está reflejado en la ruta ya que no aporta nada.

Como ya he comentado, dejamos el coche en Etsaut y contactamos con Sebastian, el taxista de Villanua ya que Miguel el taxista de Canfranc no estaba disponible, para que nos acercase hasta Lescun. Si tienes intención de hacer el ocho, es bastante aconsejable hacer esto. Hasta Lescun hay 11 km de carretera de los cuales, 6 son bastante cuesta arriba y no aporta nada al recorrido que ya es lo suficientemente atractivo y duro como para sumarle este añadido de poco valor.

Así pues, bicis a ‘la fragoneta’.

Magnífico día con una temperatura fresca ideal para andar en bici.

Iniciamos ruta desde el centro del pueblo y no desde el camping. Este tramo es de carretera estrecha de montaña con una pendiente que pica, pica …

Lo que pensamos que iban a ser unos pocos metros, el perro que nos encontramos y al que le hicimos alguna caricia en Lescun al final nos acompañó toda la ruta. Incluso nos indicó algunos cruces. Todo el recorrido llamándole Pelutxo y al final vimos que en el collar ponía ‘Lyla’.
La verdad que una experiencia muy bonita el ciclar por el monte con un perro. Salvo en las bajadas que le esperábamos, casi siempre iba en medio de los dos y aunque me di una torta por esquivarla una vez, es una experiencia muy chula.
Lyla eres una crack!

Vamos subiendo 5 kms por esta carretera que pica para arriba y mucho, sin dar tregua en ningún momento.
Cuando ya estamos hartos de la carretera, vemos por fin el desvío a derechas. Uff! No pinta bien, totalmente chocolate y del espeso.

Bueno afortunadamente es solo un pequeño tramo, pero lo que no cambia es la pendiente que en algunas zonas ya nos obliga a echar pie a tierra.

Salimos del bosque y cambiamos a otro de los paisajes que vamos a ir alternando y donde el sendero y los helechos van a mandar. Y más vale porque te emocionas y en algún descuido te sales y los helechos son una buena ‘escapatoria’.

Nos volvemos a meter en el bosque de robles y hayas.

Vaya duda, aquí Txaman tira para la derecha pero Lyla para la izquierda. A quién sigo? Está claro, hay que ir a la Cabane du Boué.

Aquí el terreno está muy húmedo con raíces y piedras escondidas y es dónde se me va la rueda delantera y me doy una buena toña.

Pero bueno, pasamos este tramo del bosque y amplitud.

Vamos subiendo hasta que nos encontramos con la cabaña y claro, foto de familia a la vez que comemos algo.

Aquí empieza una espectacular bajada por sendero entre helechos con mucha pendiente.

Con algún tramo complicado, complicado.

Y Lyla siempre con nosotros.

Termina el largo descenso y volvemos a tomar carretera de montaña picando otra vez para arriba.

Es un tramo muy corto por lo que volvemos a meternos en el bosque, esta vez de castaños. Ojo con las bolas con pinchos de las castañas que son mortíferas para las ruedas.

A partir de atravesar el río porteando las bicis ya que con las últimas lluvias iba con buen caudal y tras calarnos los pies, empieza la parte más incómoda de la ruta donde echar pie a tierra es habitual por la dureza del terreno. La foto no hace justicia, pero hay tramos de mucho pateo en este kilómetro y medio largo.

Arriba la recompensa de las vistas,

y de otro magnífico sendero.

Con mucho flow llegamos a un mirador de Lescun y la cara de Txaman al comprobar que su Pelutxo era en realidad Lyla.

Echamos un vistazo al reloj pero vemos que las sombras ya se van echando sobre el valle por lo que apuntamos como tema pendiente cerrar el ocho.

Au revoir Lyla, bon chien!

¿Has estado por esta zona?. ¿Has ciclado alguna vez acompañado por un perro?.