Cuando empecé a practicar MTB la primera pregunta que me hice fue, ¿está mi patata preparada para pasar de una vida más bien sedentaria a encarar una cuesta donde se te sale el corazón por la garganta?. La respuesta es realizar una prueba de esfuerzo.

No es que pretendiese pasar de la silla de la oficina a ser un profesional con miles de kilómetros al año en sus piernas sino que siendo consciente de que ya no soy un chaval, en lo físico, quería que dentro del nivel que me había planteado ser conocedor de:

– La seguridad, no absoluta, de que a priori mis condiciones cardíacas estaban bien ante un esfuerzo importante.
– Los rangos de pulsaciones en los que me debía mover y cuál no superar.
– Unas pautas básicas de entrenamiento.

Hay que destacar que no es igual un electro-cardiograma que nos pueden realizar en una revisión rutinaria donde estamos en reposo a una prueba de esfuerzo que como su nombre indica, se realiza una actividad física importante y donde pueden manifestarse alteraciones cardíacas que en reposo no son visibles.

¿En qué consiste entonces una prueba de esfuerzo?

electrocardiograma rotulador (Copiar)

Podríamos decir que es ‘darlo todo’ con una supervisión médica, pero no es exactamente así.

Una prueba de esfuerzo es obtener cómo responde nuestro organismo a un esfuerzo físico continuado y ver nuestro umbral anaeróbico que es el momento en el que nuestros músculos no son capaces de seguir consumiendo glucosa y comienzan a generar ácido láctico. Así mismo se observa la respuesta de nuestro corazón ante el esfuerzo.
Esta prueba debe de realizarla un médico que es quien sabe interpretar correctamente la información que desprende dicha prueba.

Os describo mi experiencia en una prueba de esfuerzo sin control de gases y las fases que tiene ya que no es cuestión de subirse a la bici y darle duro sin más.

Indicar que obviamente es necesario llevar pantalón de deporte o culotte de ciclismo y calcetines. La camiseta o maillot no es necesario ya que la prueba es a torso desnudo. aconsejable seleccionar un centro donde la prueba se adecué al deporte que vas a realizar, es decir, si vas a practicar ciclismo que la prueba se realice sobre una bicicleta y no sobre una cinta de correr.

Paso 1: Consulta médica.

Antes de realizar la prueba, tuve una consulta médica donde me tomaron el peso, la altura, informé de mis antecedentes clínicos personales y familiares, parte de lesiones acumuladas, etc.
Me realizaron una oscultación respiratoria y cardíaca además de hacerme una medición de mi índice de masa corporal (IMC) eligiendo las zonas con muy mala ‘intención’
Vamos, lo normal para que se hiciese la médico una idea de mi situación.

Ah! Y respondí a una pregunta importante. Qué nivel de MTB iba a practicar y el número de entrenamientos semanales que pretendía realizar.

Paso 2: Preparación de la prueba.

En esta fase es donde te ponen todas las pegatinas y los cables del electro, el pulsómetro y el tensiómetro. Te realizan un electro en condiciones de reposo. También te toman el pulso en muñecas y tobillos y la tensión.
Por supuesto además te explican cómo tienes que proceder durante la prueba.

Paso 3: Darle a los pedales.

Aquí es donde con todos tus cables puestos para que te puedan monitorizar el corazón, el pulso y tensión, te subes a una bici como de spinning, cicloergómetro, para ir dándole a los pedales. Partimos de una resistencia de 60 vatios de potencia para ir aumentando progresivamente en 20 vatios/minuto de forma continua y donde tienes que mantenerte por encima de un nivel de 60 rpm hasta que llega un momento en que ya no lo puedes mantener y mucho menos recuperar. Es decir, hasta alcanzar tus pulsaciones y potencia máxima.
Aquí conviene no empezar muy emocionado sino ir regulando bien.
Al final duré pedaleando menos de lo que yo pensaba pero lo que no dí pedaleando, lo dí en sudor xD. Como en mi caso, es habitual no llegar en la prueba a la potencia y pulsaciones máximas debido fundamentalmente a que estamos en un contexto desconocido.

Paso 4: Recuperación.

Tumbado en la camilla fui recuperando cuando pasados 3 minutos me realizaron otro electrocardiograma y me tomaron la tensión. A los 5 minutos de recuperación me volvieron a tomar la tensión y recibí una breve explicación del resultado de la prueba y por consiguiente un avance de mi situación física.

A los pocos días recibí un email con un completo informe firmado por la médica deportiva donde se indicaba que estaba ‘apto para la práctica deportiva’ y me explicaba las mediciones realizadas, mi condición física en base a dicha información, la no existencia de anomalías cardíacas, una propuesta de plan de entrenamiento y dieta.

¿Qué mediciones obtenemos con esta prueba?

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PAM: Potencia Aeróbica Máxima. Se mide en vatios.
FC Máx.: Pulso Máximo. Se mide en latidos por minuto.
VO2 Máx.: Estimación del consumo Máximo. Se mide en mililitros de O2 por litro y por minuto. Es la mayor cantidad de O2 nuestro organismo puede transportar y utilizar.
TA: Tensión Arterial. Se mide en milímetros de mercurio.
DP: Doble Producto, es una forma de medir indirectamente el consumo miocárdico de O2 definiendo el rendimiento vascular.

Estos datos en sí no nos van a aportar mucho a la mayoría de nosotros pero sí las valoraciones que haga el médico con ellas y en qué escala nos sitúe deportivamente.

¿Y después de la prueba, qué?

Pues lo ideal sería acudir con este informe a un preparador físico o entrenador para programar correctamente nuestro entrenamiento pero como es prácticamente una utopía, podríamos acudir a alguna auto-guía de entrenamiento de las muchas que ahí en soporte físico o electrónico.
En mi informe se incluía una propuesta de entrenamiento, que como base estaba bien.

Conclusiones

La prueba de esfuerzo es una medida preventiva e informativa de cuál es la respuesta de nuestro organismo ante un sobre esfuerzo.

Dicha prueba la debería de pasar todo el mundo que practique una actividad deportiva amateur, los profesionales la pasan regularmente, y sobre todo a todas aquellas personas que hacen un salto del sofá a practicar una modalidad deportiva con cierta intensidad.

Así mismo es una prueba a repetir con cierta frecuencia para comprobar que nuestra evolución se va produciendo sin riesgos. Lo ideal sería realizarla todos los años a inicio de temporada y otra al final, cosa, que casi nunca haremos.

Tener claro y ser sinceros sobre cuál es nuestro objetivo deportivo y frecuencia de entrenamiento o práctica.

El aspecto económico no debería ser un impedimento ya que si no recuerdo mal, estaba por debajo de los 90,00 €.


¿Y tú, te la has hecho?. ¿Qué tal te fue?.


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